Hades versus iglesia
Cristo fundo la Iglesia. Y su gran institución viene con un seguro de
garantía: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18), lo
que significa que aquellos que han pertenecido, pertenecen y pertenecerán,
pueden estar convencidos que la promesa no será rota y pueden estar seguros
dentro del cuerpo de Cristo. La iglesia sana y pura a prevalecido en el tiempo,
desde su fundación hasta hoy, resistiendo los ataques del maligno y lo estará
hasta que el venga, pues es su juramento y Dios no es hombre para mentir. Una
promesa para la iglesia en todos lados, en todas las edades.
Pero ¿Cuántas veces hemos visto sucumbir iglesias locales? ¿Cuántas se han
destruido, dividido, estropeado? ¿Cuántas han sido más propagadoras de la
maldad por sus malos testimonios, dejando un
halito repulsivo para inconversos que les hace alejarse de lo que Cristo
fundó? ¡Pareciera que las puertas del Hades si han prevalecido contra ellas!
¿Pero acaso Dios no lo había advertido antes? Para hacer uso del seguro de
garantía en nuestra iglesia local,
debemos seguir los pasos que Cristo propuso al fundar la iglesia: ¡que él sea
la Roca! Y solamente él. En Apocalipsis se le advierte a la iglesia de Pérgamo
sobre aquellos que retienen la doctrina de Balaam y la de los Nicolaitas, las
cual él aborrece; doctrinas perversas y
permisivas y muy recurrentes hoy en día. Cuando los hijos de Dios dejan de ser
guardianes del cuerpo de Cristo, invalidan la garantía de protección contra las
puertas del Hades, contra lo infernal y maligno. A veces se convierten en un
mismo infierno para muchos; el lugar que debía ser de bendición, viene a ser
una calamidad ¿Qué pasó? ¡Los guardianes bajaron la guardia! Ya sean los
pastores, los líderes o los mismos hermanos los responsables, al final todo el
cuerpo termina dolido y otras veces, más que dolido, destruido. La permisividad
es el punto de partida al decaimiento espiritual. Es el portal a lo
destructivo, demoniaco e infernal. Y así se destruyen iglesias locales. Y sin
iglesias sanas, se destruye la sociedad.
Entonces, ¿queda invalidada la promesa de Cristo? ¡De ninguna manera! Si
bien es triste ver caer iglesias, siguen siendo iglesias locales, en lugares
puntuales; la iglesia compuesta por todos los cristianos salvos por fe en
Jesucristo, sigue adelante. Incluso de las obras intervenidas por Satanás,
queda un remanente; Algunos se reagrupan, otros se reúnen en otro lugar, otros
comienzan a levantar algo nuevo, pero queda intacta la promesa de Dios de que
las puertas del Hades nunca prevalecieron, si bien fueron y pasaron por momentos
diabólicos. Y siempre el remanente siente la protección de Dios y luego su
bendición.
No bajes la guardia, no dejes que tu iglesia se inunde de doctrinas ajenas
a Dios, de convicciones equivocadas, de Balaanes y Nicolaitas, se guardián de
lo puro hasta el final, como un verdadero soldado de Cristo ¡hasta que el Señor
venga!
Pastor Marcelo Valdés
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